28. Como afirma el Concilio: « María ... habiendo entrado íntimamente en la historia de la salvación ... mientras es predicada y honrada atrae a los creyentes hacia su Hijo y su sacrificio, y hacia el amor del Padre ». Por lo tanto, en cierto modo la fe de María, sobre la base del testimonio apostólico de la Iglesia, se convierte sin cesar en la fe del pueblo de Dios en camino: de las personas y comunidades, de los ambientes y asambleas, y finalmente de los diversos grupos existentes en la Iglesia. Es una fe que se transmite al mismo tiempo mediante el conocimiento y el corazón. Se adquiere o se vuelve a adquirir constantemente mediante la oración. Por tanto « también en su obra apostólica con razón la Iglesia mira hacia aquella que engendró a Cristo,concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen, precisamente para que por la Iglesia nazca y crezca también en los corazones de los fieles ».
Ahora, cuando en esta peregrinación de la fe nos acercamos al final del segundo Milenio cristiano, la Iglesia, mediante el magisterio del Concilio Vaticano II, llama la atención sobre lo que ve en sí misma. como un « único Pueblo de Dios ... radicado en todas las naciones de la tierra », y sobre la verdad según la cual todos los fieles, aunque a esparcidos por el haz de la tierra comunican en el Espíritu Santo con los demás », de suerte que se puede decir que en esta unión se realiza constantemente el misterio de Pentecostés. Al mismo tiempo, los apóstoles y los discípulos del Señor, en todas las naciones de la tierra « perseveran en la oración en compañía de María, la madre de Jesús » (cf. Hch 1, 14). Constituyendo a través de las generaciones « el signo del Reino » que no es de este mundo, ellos son asimismo conscientes de que en medio de este mundotienen que reunirse con aquel Rey, al que han sido dados en herencia los pueblos (Sal 2, 8), al que el Padre ha dado « el trono de David su padre », por lo cual « reina sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin ».

En la fe, que María profesó en la Anunciación como « esclava del Señor » y en la que sin cesar « precede » al « Pueblo de Dios » en camino por toda la tierra, la Iglesia « tiende eficaz y constantemente a recapitular la Humanidad entera ... bajo Cristo como Cabeza, en la unidad de su Espíritu ».
No hay comentarios:
Publicar un comentario